Una situación se presenta constantemente en Latinoamérica: empresas muy exitosas, que tienen más de 20 años de historia tienen un desarrollo tecnológico que no obedece a su tamaño ni a su reputación. En otras palabras, la calidad de los servicios y productos que ofrecen es notablemente superior a la tecnología que los soporta.
Este fenómeno se ha presentado previamente en varios países de Latinoamérica, y tiene un único resultado: poco a poco la base de clientes comienza a erosionarse, de una manera no necesariamente visible, y cuando la empresa se percata, está en una caída libre a gran velocidad, y a un metro del suelo. El rescate de estos negocios muchas veces es inevitable; en otras la caída se puede frenar, pero lograr una recuperación adecuada toma años.
No obstante, estas empresas contribuyen de una manera invaluable a los países en los que se encuentran. Esto no únicamente desde el punto de vista económico, sino de tradición y humano. En vez de dejar que estas empresas perezcan según una especie de mal entendido “ciclo natural”, ¿por qué no rescatarlas mediante la tecnología?
Sin duda la barrera más grande es la resistencia al cambio, que muchas veces viene desde la dirección general, e incluso desde los dueños. Esta resistencia, en nuestra experiencia, muchas veces se debe a que la forma en la que la tecnología se implementa causa una disrupción en la cultura de esa empresa, que muchas veces es un motivo (justo) de orgullo del negocio.
En vez de pedirle a las empresas que se adapten a las nuevas tecnologías, ¿qué tal si mejor rescatamos esa cultura y a ella le integramos las soluciones tecnológicas necesarias para que tenga los puntos de paridad y de diferencia adecuados? Evidentemente agilizar la toma de decisiones y mejorar la adopción a los cambios implica cierta modificación de los procesos internos, pero no irrumpe con los valores que han sostenido durante tanto tiempo a esas empresas, y que han hecho que sobrevivan durante muchos años.
La Inteligencia Artificial representa una oportunidad sin precedentes para poder cerrar esa brecha de la forma más veloz posible. Aunque en un inicio casi siempre es necesario reestructurar algunos de los sistemas de información internos para poder asegurar el flujo y la explotación adecuada de la información, una vez llevado a cabo las nuevas soluciones permiten que el análisis de datos y sistemas de aprendizaje se implementen velozmente. La clave está en adaptar estos sistemas y sobre todo el proceso de introducción de los mismos a la cultura de las empresas.
La mayoría de los negocios aún están a tiempo de llevar a cabo estas transformaciones, pero muy prontamente esto no será posible. Por eso es importante tomar acción ahorita, y evitar que miles de empresas en Latinoamérica se conviertan en tristes historias de un deceso anunciado.